PUNO Y LA GUERRA DEL 79

ESCRITA POR SANTIAGO GIRALDO (PUNO AGOSTO DE 1880)

EL DEPARTAMENTO

La grandeza de los pueblos se mide en las grandes situaciones. Nunca tal vez, el Perú ha atravesado ni atravesara una situacion mas solemne, que la que viene soportando hace mas de un año, al frente enemigo extranjero.

¿Como ha respondido Puno, el heroico Departamento, a la solemnidad de esa situacion? ¿Ha acudido presuroso a los campos de batalla, a defender palmo a palmo el sacrosantosuelo de la patria? ¿Ha organizado sus legiones filantrópicas, que lleven pan y agua a las fauces de nuestros soldados, que restañensus heridas, que cubran su desnudez……….?

No es un nuestro animo abrir aquí un proceso al pasado: dejanos a la conciencia su sensatez de este ilustrado Departamento la resolución de aquellas cuestiones ligeramente apuntadas; pero si, necesario es consignar un hecho de altísima importancia, de elevadísimo criterio. Inconmensurable es la voluntad del pueblo para cumplir su deber, el Patriotismo del Departamento de Puno esta fuera de toda duda: gruesas contribuciones de su sangre y de sus bienes ha depositado en aras de la patria.

Y sin embargo, Puno después de la 3ra jornada contra Chile, se halla en el mismo estado, que al principiar la campaña; la apatía, y la pusilanimidad de Febrero de 1879 campean aun de Agosto de 188; un solo paso no se ha dado en el camino de la guerra.

¿Como explicar esta contradicción, esta verdadera antinomia?

La solución de los mas arduos problemas sociales depende solo de fijar la atención en hechos, que están a la vista de todos, y que no queremos verlos, a pesar de que ellos son la formula de la verdad, que buscamos. Nadie negara que todos los contingentes de hombres, que el Departamento ha remitido hasta hoy hoy al ejercito, han sido extraídos exclusivamente de nuestras masas indígenas.

He aquí porque ni la sangre de nuestros soldados ha fecundado la guerra, ni nuestros sacrificios han llenado su fin.

El desgraciado indio, arranco de su terruño, de su querido hogar, por la cruel mano del reclutador, encerrado después entre las cuatro paredes de un cuartel, privado de la grata compañía de su esposa y de sus hijos, colocado últimamente de blanco a las balas del enemigo, no es, ni puede llamarse soldado peruano, es si un autómata, un presidiario, algo mas, un esqueleto ambulante.

Preguntad a este desventurado, cuando desfila a batir al enemigo, a donde y a que va con tanto afán, y no sabra contestaros: decidle por vía de instrucción, vas a defender tu Patria, y no comprenderá el lenguaje: su pensamiento único esta en tomar el camino, que le conduzca a su recordado hogar, en buscar el viento, que lo precipite en brazos de la suspirada familia.